El proyecto, impulsado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del ministerio de Agricultura, se ejecuta en tres asociaciones productivas (en las comunas de Canela, Combarbalá e Illapel), bajo el alero de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile
Mejoramiento de la sustentabilidad y resiliencia de sistemas de producción caprina en zonas áridas de la región de Coquimbo, frente a los efectos del cambio climático. Aquella es la misión que busca cumplir por estos días el proyecto caprino impulsado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) que pretende mejorar los niveles de producción y calidad de leche gracias al cruce de cabras criollas con la raza española Murciana-Granadina. La semana pasada ya nacieron los primeros animales mestizos.
A modo de contexto, los investigadores de la iniciativa argumentan que las proyecciones – respecto del cambio climático – señalan que las precipitaciones continuarán descendiendo durante las próximas décadas y aumentará la temperatura, lo que provocará cambios en la agricultura de riego y secano. A su vez, la falta de agua incide en el bienestar animal y en la productividad de las praderas. Lo anterior se refleja en bajos niveles de producción de leche, queso y pérdidas económicas, aumentando los índices de pobreza para las regiones y zonas que se dedican a la venta del producto.
INICIATIVA
“Actualmente están naciendo las primeras cabras mestizas, gracias a la introducción de la raza española Murciana-Granadina. Aquella que se caracteriza por ser un caprino de formato pequeño – pesan entre 45 y 48 kilos – y con más atributos de grasa y proteína en la leche, que las habituales en la zona. Es decir, si la leche local suele tener 3,5 y 3,3% de grasa y proteína, ésta puede lograr un 5,6% y 4,5%”, dijo Giorgio Castellaro, coordinador del proyecto, especificando que esto permitiría elaborar un kilo de queso con menos cantidad de leche.
Castellaro agregó que la raza en cuestión – de color rojo o negro – se origina al sureste (en honor a las regiones de Murcia y Granada) del país europeo bajo similares condiciones áridas de las comunas de Canela, Illapel y Combarbalá, lugares donde se está desarrollando actualmente la iniciativa, de la mano de productores miembros de las cooperativas beneficiadas.
“Estamos muy contentos de que se logre contribuir a mejorar la sustentabilidad productiva, dotando a los productores con herramientas necesarias para alcanzar las oportunidades que ofrece el mercado, disminuyendo el sobrepastoreo de los campos de secano sin manejo, con el fin de frenar el deterioro medioambiental que esto genera. Por otra parte, desde FIA sabemos que una innovación debe ser aplicada e insertada en los sistemas productivos y/o en el mercado así que creemos que el cruce generará ventajas comparativas en la cadena de valor, visualizando con mayor cercanía potenciales mercados”, dijo la representante de FIA en la región de Coquimbo, Wanda García.
Uno de los predios está ubicado en la Estación Experimental Las Cardas de la Universidad de Chile – a cargo de la Ingeniera Agrónoma, Claudia Torres – espacio que fue visitado por el Seremi de Agricultura de la región de Coquimbo, Rodrigo Órdenes.
“Bajo el actual panorama climático presente en la región, la innovación juega un papel primordial para mantener con vida actividades productivas tan tradicionales e importantes para la economía e historia local como lo es la ganadería. Es en esta línea donde este tipo de proyectos, como el que se encuentra ejecutando FIA en conjunto a la Universidad de Chile, cobra gran relevancia, porque busca apoyar con nuevas herramientas a los productores, los insta a adaptarse a nuevas condiciones, a trabajar con un ganado estabulado, que le permita mejorar sus niveles de producción y la calidad de sus productos”, dijo Órdenes.
ECOSISTEMA
También, según contó el ejecutor a cargo de la iniciativa, que se inició en 2018 y que finaliza en 2022, se desarrollan dos objetivos en paralelo: evaluación de la tuna como alimento suplementario y fuente de agua en las cabras criollas que se encuentran en condiciones semiestabuladas; y la evaluación de los arbustos forrajeros – como el A. canescens – para la restauración y mejoramiento productivo de terrenos que hoy se encuentran erosionados por el recurrente sobrepastoreo.