Huertos sociales: Innovador programa de INIA mezcla ciencia y responsabilidad social para transformar vidas
Una iniciativa pionera combina ciencia, educación y agricultura para impactar positivamente a comunidades vulnerables de Arauco
Un innovador proyecto del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), financiado por el Gobierno Regional del Biobío, está marcando un cambio radical en la vida de personas en situación de vulnerabilidad en la provincia de Arauco. Esta iniciativa no solo fomenta la agricultura sustentable, sino que también impulsa la reinserción social y fortalece comunidades a través de la ciencia.
La transformación de José Luis: Una nueva oportunidad a través del trabajo agrícola
José Luis Concha, interno del Centro de Educación y Trabajo (CET) de Cañete, es uno de los rostros que ejemplifican el impacto de este proyecto. Tras cumplir parte de su condena en la cárcel El Manzano, José Luis encontró en el CET una oportunidad para reconstruir su vida.
“Estoy muy agradecido del INIA. Aprendí sobre la tierra, conocí plantas que nunca había visto y adquirí herramientas para empezar de nuevo”, relató José Luis. Durante dos años y medio, él y otros internos participaron en un huerto demostrativo creado por el INIA, donde aprendieron técnicas de cultivo sustentable como el uso de compost y biopreparados.
Merardo Sepúlveda, jefe operativo del CET de Cañete, destacó la relevancia de esta capacitación: “Ahora, nuestros internos no solo se rehabilitan, sino que se llevan conocimientos útiles para integrarse nuevamente a la sociedad.”
Educación agroecológica: Un impacto en los jóvenes de Cañete
Más de 200 estudiantes del Liceo Bicentenario Alonso de Ercilla y Zúñiga se beneficiaron de un huerto educativo instalado en el establecimiento. Este espacio permitió que los jóvenes aprendieran técnicas de agroecología mientras cultivaban vegetales que posteriormente se donaron a albergues y comedores comunitarios.
“Queremos inculcar en nuestros estudiantes la importancia de la alimentación sana y la sustentabilidad. Este huerto es una herramienta invaluable para lograrlo”, afirmó Marco Antonio Concha, director del liceo.
Un nuevo propósito para Francisco Rivas
Francisco Rivas, un jubilado de 69 años que reside en un albergue en Cañete, encontró en el proyecto una manera de reconectar con su pasión por la agricultura. “Trabajar la tierra de nuevo me emocionó profundamente. Espero que más instituciones impulsen proyectos como este”, comentó Francisco, quien ahora colabora en un huerto urbano instalado en su residencia.
Impacto humano y ambiental: Una fórmula exitosa
El proyecto FNDR «Transferencia Tecnológica y Extensión Agropecuaria» no solo promueve prácticas agrícolas sustentables, sino que también impacta directamente en la calidad de vida de las personas involucradas. “Este proyecto ha demostrado que la agricultura tiene un impacto positivo en la salud mental y en la construcción de comunidades resilientes”, destacó Javier Chilian, director regional de INIA Quilamapu.
Con huertos demostrativos instalados en diversas localidades y actividades de capacitación, esta iniciativa ha generado un cambio significativo en siete comunas de la provincia de Arauco. La combinación de ciencia, agricultura y responsabilidad social ha creado un modelo que puede replicarse en otras regiones del país.
Este proyecto es un claro ejemplo de cómo la innovación y el compromiso pueden transformar vidas, empoderar comunidades y construir un futuro más sustentable.