Mulchén

Joven rural de Mulchén se impone como guardián de las abejas con emprendimiento apícola

Apoyado por el Instituto de Desarrollo Agropecuario hoy logra producir anualmente 2 mil kilos de miel que destacan por su pureza.

En las tierras rurales de Santa Adriana, en la comuna de Mulchén, un joven emprendedor encontró en el zumbido de las abejas una pasión y también la llave hacia un futuro en el campo. Se trata de Luis Zagal Mora, fundador de Apícola Santa Adriana, un dulce y puro emprendimiento marcado por la resiliencia, la innovación y el amor por la naturaleza. 

Hace seis años, inspirado en las constantes visitas de abejas a un huerto de manzanos donde trabajaba, Luis se aventuró en el mundo de la apicultura. Un camino que inicialmente recorrió en solitario, enfrentando el desafío de aprender de y junto a ellas. “Buscaba información, leía harto y veía videos. Después todo lo que iba aprendiendo lo ponía en práctica con las abejas, pero muchas veces me equivocaba y ellas pagaban las consecuencias”, contó el apicultor de 32 años. 

Todo partió con una colmena de la que logró producir sus primeros 15 kilos de miel. Sin embargo, la verdadera transformación para Luis y su negocio llegó hace tres años con su ingreso al Programa de Desarrollo Local (Prodesal), iniciativa del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) ejecutado a través del municipio local. A partir de ahí recibió la asesoría y los recursos necesarios para expandir y enriquecer su producción que hoy alcanza los 2.000 kilos al año con 100 colmenas.  

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Cada gota de miel de Apícola Santa Adriana es el fruto de un entorno puro. “A mí me gusta la apicultura lo más natural posible, entonces todos los manejos que yo hago son orgánicos, sin químicos, sin nada y las abejas las tengo en entornos que son súper limpios”, resaltó Luis sobre su producto que también se caracteriza por ser multifloral: “aquí hay todo lo que es bosque nativo, peumos, maquis, avellanos y arrayanes”.  

El compromiso de este joven rural con la innovación y la sustentabilidad se refleja también en la introducción de huertos melíferos y el cultivo experimental de trigo sarraceno, apoyado por INDAP e iniciativas conjuntas con el Instituto Forestal (INFOR), a fin de explorar soluciones para la alimentación de abejas en períodos de escasez “sin meter azúcar ni nada de eso”, precisó Luis.  

Por estos días el apicultor pasa gran parte de la jornada en su sala de cosecha de miel, infraestructura a la que INDAP ha destinado cerca de $3.500.000 a través de diversos instrumentos de inversión (IFP y PDI), permitiéndole a Luis contar con una centrifuga, batea desperculadora y envasadora. Esto revolucionó la manera en que maneja su producción, pudiendo dedicar más tiempo y energía a su pasión y menos a la labor manual que antes lo consumía.  

Desde INDAP Biobío, la directora regional, Fabiola Lara, manifestó que esto va en sintonía con dos líneas de trabajo a profundizar este año: juventudes rurales y agroecología. “Luis es un gran ejemplo de cómo la juventud rural puede liderar la transformación hacia una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente”, expresó Lara y agregó que “él forma parte de los cerca de 2.500 jóvenes rurales, ahora extendidos hasta los 40 años por iniciativa del Ministerio de Agricultura, con quienes trabajamos en Biobío para fomentar su permanencia en el campo y continuar el legado de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena”.  

Apícola Santa Adriana asoma como una inspiración y un modelo de cómo la innovación y la sostenibilidad pueden andar de la mano en el resguardo de las tradiciones. En la figura de Luis es posible ver el espíritu resiliente del campo chileno, uno que al igual que las abejas de Santa Adriana, trabaja incansablemente para nutrir y preservar la vida en todas sus formas. 

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