Columnas de Opinión

El potencial de la inteligencia artificial para Chile

Por: Roger Sepúlveda Carrasco, rector Universidad Santo Tomás Región del Biobío.

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una de las tecnologías más disruptivas y
transformadoras en todo el mundo. A muchos asusta mientras que a otros encanta, sin embargo,
lo concreto es que estamos frente a una herramienta que -quizás- aún desconocemos sus alcances
reales. En Chile, este campo emergente puede presentar un gran potencial para impulsar la
innovación, mejorar la eficiencia y estimular el crecimiento económico.

La inteligencia artificial tiene el poder de automatizar tareas repetitivas y mejorar la eficiencia en
diversos sectores, desde la manufactura, agricultura, la medicina, y hasta los servicios financieros.
Al implementar sistemas de IA, las empresas chilenas pueden optimizar sus procesos, aumentar la
productividad y reducir costos, lo que a su vez puede fortalecer su competitividad a nivel nacional
e internacional.

La IA también puede impulsar la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías. La capacidad de
procesar grandes cantidades de datos y extraer información valiosa puede facilitar la toma de
decisiones más informadas y respaldar la creación de productos y servicios innovadores. Además,
la colaboración entre el sector empresarial, académico y gubernamental puede fomentar la
investigación y el desarrollo de soluciones de IA adaptadas a los desafíos específicos de nuestro
país.

Asimismo, la adopción de la inteligencia artificial por parte del sector público podría tener un
impacto significativo en la prestación de servicios a los ciudadanos. Desde la atención al cliente en
instituciones gubernamentales hasta la optimización de la gestión de trámites, la IA puede agilizar
procesos, reducir la burocracia y mejorar la experiencia del usuario. Esto puede, incluso, conducir
a una mayor eficiencia y transparencia en la administración pública.

No obstante, y a medida que la inteligencia artificial se expande (no sólo en Chile), es fundamental
abordar las implicancias éticas y regulatorias asociadas. La transparencia y la privacidad de los
datos son aspectos cruciales que deben ser considerados para garantizar que la IA se utilice de
manera ética y responsable. El desarrollo de marcos legales y regulaciones actualizados pueden
ayudar a abordar estos desafíos y establecer un entorno seguro y confiable.

En este sentido, a lo largo de la historia, las invenciones del ser humano no son necesariamente
buenas o malas per se, sino que somos nosotros, los seres humanos, y el para qué las utilizamos la
clave al respecto. No lo sabrá Alfred Nobel quien en 1866 inventó la dinamita para aplicaciones
industriales y de minería, donde el paso a la utilización bélica sería finalmente un gran pesar para
él hasta su muerte.

La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar múltiples aspectos de la sociedad y la
economía en Chile y el mundo y, siendo una herramienta aún joven, sus posibilidades son
inconmensurables.

Con una visión estratégica, colaboración entre sectores público y privados, y una inversión en
talento y capacidades, podemos aprovechar al máximo el potencial de ella y avanzar hacia una
economía basada en el conocimiento y la innovación. De hecho, en el desarrollo de esta columna
fue utilizada precisamente inteligencia artificial, la que, sin la humana, sería solo una herramienta
inerte, pero el cómo la usemos para mejorar nuestra calidad de vida es la clave futura que
debemos dilucidar.

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