Presencia de ríos atmosféricos acercaron a la normalidad agua caída en el centro sur
Profesionales de la Dirección Meteorológica de Chile y de INIA Quilamapu analizaron la
presencia de estos eventos y el impacto que generaron con respecto a la acumulación de
agua tras 15 años de sequía.
Más de 270 milímetros de precipitaciones en Curicó, 207 en Talca, 118 en Chillán y 86 en
Concepción se registraron entre el viernes 18 y el miércoles 23 de agosto, como
consecuencia del paso del reciente río atmosférico en la zona central y centro sur del país,
evidenció el investigador en agroclimatología de INIA Quilamapu, Raúl Orrego.
El especialista agregó que si bien estos montos son de importancia, son altamente
superados por el agua caída en la cordillera, donde en el sector Termas de Chillán se
registraron en torno a los 400 milímetros de lluvia, que derritieron la nieve acumulada y
provocaron importantes inundaciones producto del aumento en el caudal de los ríos. El
ingeniero y doctor en recursos naturales explicó que este escenario está muy asociado a
un fenómeno de reciente estudio, conocido como ríos atmosféricos.
¿Qué son los ríos atmosféricos?
Descritos como “grandes transportes de vapor de agua”, el meteorólogo de la Oficina
Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) Diego Campos indicó
que este vapor se distribuye de manera poco equitativa en el planeta, concentrándose en
la zona ecuatorial, mientras que en las zonas polares existe muy poco. “Para llevar vapor
de agua desde las zonas ecuatoriales a las zonas polares, aparecen grandes transportes en
forma de filamentos, que son capaces de transportar tanta agua como un río en la tierra,
comparación que les dio el nombre de ríos atmosféricos”. Añadió que la complejidad de
estos ríos se produce cuando se encuentran con zonas montañosas, como la Cordillera de
Los Andes, lo que provoca precipitaciones intensas y con “temperaturas más elevadas de
las que estamos acostumbrados”.
El meteorólogo especificó que la mayor parte de los eventos peligrosos están asociados a
un tipo particular de ríos atmosféricos, denominados zonales, que “suelen presentarse
con una isoterma alta (por sobre los 3 mil metros) por lo que caen en zonas donde
normalmente debiera nevar”, lo que genera el derretimiento de la nieve acumulada y un
incremento brusco en los caudales, con potenciales daños asociados.
El lado positivo
Sin embargo, Diego Campos destacó que “la mayoría de los ríos atmosféricos son
beneficiosos, ya que aportan entre el 50 y 60 por ciento de la lluvia anual”, y que solo un
porcentaje menor son peligrosos. De estos últimos, mencionó que se caracterizan por ser
muy cálidos, casi sin contraste de temperatura (entre máxima y mínima) y sin la presencia
del característico frío que sobreviene después de la lluvia. Puso como ejemplo el evento
de junio, donde las lluvias alcanzaron hasta los 3 mil metros “lo que es poco usual porque
a esa altitud debiera precipitar nieve”.
¿Se acaba la sequía?
“Los montos de agua caída son significativos, de hecho configuran un agosto que supera,
en casi toda la zona centro sur de Chile, los promedios históricos, pudiendo incluso llegar a
ser uno de los agostos más lluviosos de los que se tiene registro”, recalcó el investigador
de INIA Quilamapu Raúl Orrego, en espera de las precipitaciones que dejará un frente
previsto para la última semana del mes.
El experto detalló que las últimas precipitaciones aproximaron bastante los montos caídos
a un año normal. Mencionó que Curicó pasó de un déficit del 40 % antes del evento, a un
superávit de casi un 20 %, lo que incluso se considera un año lluvioso. En Chillán, en tanto,
sostuvo que el déficit de lluvias bajó de un 25 a un 10 %, mientras que en Concepción el
evento no logró revertir la condición de sequía, manteniéndose un déficit en torno al 27
%.
Orrego aclaró que este año está muy asociado a la condición Niño, por lo que no es esperable que la situación de déficit de los últimos 15 años se acabe de forma definitiva, siendo altamente probable que volvamos a condición de sequía una vez que concluya la fase Niño proyectada para el otoño-invierno del 2024.
Nieve, embalses y agricultura
En cuanto a la acumulación de nieve, Orrego dijo que está “muy mermada” y que solo se alcanzan 127 cm en la ruta “Lo Aguirre” en la cordillera del Maule, 77 cm en la ruta “Volcán Chillán” en la cordillera de Ñuble, y 33 cm en la ruta “Los Mallines” en la cordillera
del Biobío. “Estos valores son significativamente menores a los del año pasado y
corresponden a un déficit de 28, 35 y 72 %, respectivamente”. Agregó que con el sistema
frontal proyectado para la próxima semana, debiera caer más nieve, aunque esta
difícilmente revertirá el panorama, ya que esta no alcanzará a compactarse lo suficiente
por lo que tendrá un derretimiento rápido.
En lo que concierne al agua acumulada en los embalses, resaltó que estos quedaron en un
muy buen pie para enfrentar la temporada estival, con valores que alcanzan el 97 % en el
embalse Colbún (Maule), 86 % en el Coihueco (Ñuble), y 99 % en Ralco (Biobío). En tal
sentido señaló que para el verano no debiese haber problemas de abastecimiento de agua
para sostener la actividad agrícola, aunque la poca nieve en la cordillera y las altas
temperaturas que se proyectan no nos dejarían en buen pie para 2024.
“Lamentablemente, estas condiciones también son favorables para la ocurrencia de
incendios forestales, por lo que conviene, desde ya, empezar a tomar medidas preventivas
como limpieza de corta fuegos, raleo de arbustos, entre otras”.
Finalmente el especialista expresó que la alta humedad de los suelos y la ocurrencia de
nuevos frentes están retrasando muchas labores agrícolas, lo cual se transforma en una
preocupación a considerar en la actual temporada.