Columnas de Opinión

¿Qué hacer con un gato agresivo?

Ante un gato agresivo, no hay que olvidar que tienen cinco armas potenciales: sus dientes y las cuatro patas con garras. Con ellas pueden morder e infligir laceraciones severas y dolorosas.

Agosto aún no termina, y es una buena excusa para seguir hablando sobre temas felinos. En esta época, muchos gatos se vuelven cambiantes, su carácter está más vulnerable e incluso algunos se ponen más agresivos, transformando esta conducta en un verdadero problema para los dueños.

Convivir con un gato agresivo puede ser difícil si no se comprenden las causas de este comportamiento. Un mal manejo de la situación puede agravar el problema. Hay gatos que no se prestan demasiado a las caricias ni al contacto físico. En parte, este comportamiento puede responder a la naturaleza independiente y territorial de los felinos, pero algunas veces nuestro manejo como propietarios agrava el problema.

En Chile, las situaciones más comunes que derivan en la agresividad de los gatos, según la especialista y veterinaria de Gabrica (www.gabrica.cl), Katherine Núñez, son, “el estrés, la despreocupación de los padres de mascotas y el juego violento con el animal”. La agresividad es uno de los problemas de comportamiento felino más comunes visto por los especialistas y también la razón por la que se producen muchos de los abandonos.

La agresividad se define como un comportamiento amenazante o dañino dirigido hacia una persona, otro gato u otros animales, como respuesta a algo que el felino siente como una amenaza o que desea sacar de su camino. “Se determina que un gato es agresivo cuando no le gusta relacionarse mucho con el humano o cuando uno se va a acercar y gruñe. Esas son alertas que ellos dan y hay que tenerlas en cuenta”, agrega la experta.

Causas que pueden influir en un gato agresivo

·       Dolor o enfermedad: Esta es una de las principales razones por las que un gato se vuelve agresivo. Ellos ocultan su malestar por medio del enojo.

·       Miedo: Los gatos no pueden ser domesticados por completo, por eso, en algunas circunstancias, pueden volver a mostrar su lado salvaje. Un gato con miedo puede volverse agresivo.

·       Estrés: Los gatos odian los cambios. Cualquier perturbación puede causarles estrés, el que intentará combatir con agresividad. Las situaciones nuevas o desconocidas pueden ocasionarle estrés al animal.

·       Mala socialización: Socializar es fundamental para los gatos, gracias a ella aprenden a comportarse. Si un gato no ha aprendido a socializar con otros animales y con las personas desde que es un gatito, puede convertirse en un gato agresivo y desconfiado.

·       Demasiadas caricias: Los gatos necesitan su propio espacio y no les gusta sentirse agobiados ni dominados. Para estar seguro de que acepta las caricias y está cómodo con ellas, comprueba si ronronea. Que mueva la cola de lado a lado y crispe el lomo son otros indicios de que se encuentra incómodo.

·       Protección del territorio: Algunos gatos se muestran muy celosos de su espacio y pueden mostrarse agresivo cuando otro animal invade sus dominios.

“Hay que estar atento al lenguaje corporal de la mascota para identificar el comportamiento agresivo, ya que puede ser tanto ofensivo como defensivo”, afirma la especialista de Gabrica. Además, los arañazos, mordidas o que enseñe los dientes o las garras también son señales de alerta.

De esta forma, la agresividad es una reacción a un estímulo del entorno y no es porque tu gato “sea malo” o “tenga mal carácter”. De hecho, se da con mayor frecuencia en gatos que en gatas. “Los machos son más territoriales que las hembras. Los gatos machos pueden volverse más agresivos, orinar e intentar escapar de la casa cuando están en su etapa de madurez sexual. Sin embargo, las gatas suelen ser más cariñosas, y algunas tienden a frotarse contra casi todo y a ser más vocales”, destaca la veterinaria Katherine Núñez.

Ante esto, cabe preguntarse, ¿el gato nace o se hace agresivo? “Puede nacer agresivo por la parte genética. Pero también se puede transformar, ya que, al sentirse solo, al no ser tomado en cuenta, haber tenido momentos complejos en su vida o estar estresado, son causas que pueden impulsar la agresividad en la mascota”, explica la especialista de Gabrica. Asimismo, hay que tener en cuenta que existen razas más agresivas que otras, esto porque son de origen asilvestrados, como los Bengala, Esfinge, Bombay, Siamés y Maine Coon.

Entonces, ¿qué podemos hacer con un gato agresivo? “Con un animal agresivo hay que evitar hacer juegos violentos, como jugar a que muerda o rasguñe las manos. Se aconseja también llevarlo al veterinario para poder descartar algún tipo de patología que pueda estar provocando alguna molestia o dolor que lo lleve a la agresividad. Los tratamientos que se utilizan para paliar estas conductas son con productos para calmar a la mascota.  Se recomienda, en algunas circunstancias, visitar a un etólogo para que él pueda analizar en profundidad de dónde viene este comportamiento”, enfatiza la experta.

El gran problema de la agresividad es que, cuantas más veces el gato se muestre agresivo y consiga con ello alejar el estímulo molesto, más veces volverá a utilizar esa estrategia en el futuro. Es decir, si el gato consigue lo que quiere mediante la agresividad, entonces tendremos un gato cada vez más agresivo.

Para rehabilitar gatos agresivos, la veterinaria recomienda que “cuando muerda o rasguñe, como padre de mascota, no quejarse exageradamente para llamar la atención de la mascota, no jugar de forma violenta con ellos, no retarlos, no permitir que en el momento del juego se vaya a la cara, y evitar cualquier castigo físico, ya que podría reaccionar aún con más agresividad ante la amenaza. Estar atentos que el juego de caza con otro gato se desvié con violencia hacia el dueño. Cuando ataque, llevarlo a otra habitación, dejarlo solo por unos momentos, y repetir esto las veces que sea necesario”.  

En este sentido, “el error más común que los padres de mascotas comenten es encontrar entretenido que el gato juegue a morder o arañar las manos. También está el caso que insistan en tomarlos cuando el gato no quiere tener cercanía con su amo”, destaca la especialista Gabrica. Los juegos han de realizarse mediante juguetes u otros objetos adecuados que cubran la necesidad de satisfacer el instinto natural de caza del gato.

Además, la esterilización ayuda en gran parte a controlar este tipo de comportamiento, sobre todo cuando se realiza antes del año de vida del gato. El éxito en esta materia conductual es entre un 80 y 90%.

Finalmente, es importante tener en cuenta que “cuando los gatitos son chicos, suelen jugar bruscamente, ya que ellos están conociendo su comportamiento, pero es en este momento cuando nosotros podemos ayudar a que no se vuelva agresividad, no permitiendo que muerdan ni que rasguñen. También tener su ambiente muy cómodo para ellos, con juguetes, rascadores y peluches hechos para los gatos, para que puedan hacer su juego de caza como corresponde”, aconseja la veterinaria de Gabrica, Katherine Núñez. Para más información ingresa http://www.gabrica.cl.

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